El invierno se presta a que estemos propensos a adquirir mayor cantidad de enfermedades.
Esto es así porque el entorno en el cual vivimos cambia con respecto a otras épocas del año. Por ejemplo, tendemos a estar más hacinados sin darnos cuenta, ya que no ventilamos adecuadamente los lugares en donde habitamos, trabajamos o incluso nos recreamos. Tendemos también a higienizarnos menos porque no percibimos esa necesidad tan a menudo como en épocas más calurosas. Así, la higiene de las manos y
eventualmente de otras partes del cuerpo se vuelve menos frecuente.
Si a eso sumamos que por el mismo frio, los resfríos son habituales, los virus aun siendo los mismos que
en el resto del año, encuentran el ambiente propicio para reproducirse y “viajar” de persona en persona.
Sin importar cómo nos abrigamos, qué comemos o cómo nos movemos, en algún momento estamos expuestos a situaciones que son inevitables.
¡Pero por suerte, podemos ayudar un poco para cambiar estas circunstancias!
¿Cómo? Teniendo en cuenta algunas medidas de prevención contra la reproducción y persistencia de los bichos.
Primera medida de prevención; lavado de manos frecuente. Cuando vuelvo de la calle, cuando toco algo, antes de comer, después de ir al baño, antes de tocar a mi bebé o si alguna situación me ofrece dudas, ¡me lavo las manos!
La segunda medida; toser tapándonos con el pliegue del codo para evitar que se esparzan los microbios por desagradables micro gotas voladoras. Esto mismo se le debería enseñar a los niños a partir de cualquier edad,
así lo van aprendiendo desde pequeños (y hasta tanto puedan hacerlo solos, nosotros le cubrimos la boca para evitar la propagación de microbios y darle un ejemplo)
Otra medida importante es ventilar la casa. Contrariamente a lo que cree todo el mundo, cuando dejo todo el calor atrapado y hacinado en mi casa, los gérmenes se hacen una mega fiesta y están todos invitados!
Ventilar 5-10 minutos por día disminuye la carga de estos bichos en los ambientes y podemos hacerlo cuando dejamos sola la casa, así evitamos padecer frío si realmente es algo que nos molesta mucho.
La vacunación de los habitantes vulnerables es primordial. Entre estas vacunas se incluyen la anti gripal y antineumocóccica según corresponda por grupo de riesgo.
Y finalmente es también importante evitar aglomeraciones de gente. La prevención también deberá realizarse evitando que nuestro niño concurra enfermo a espacios con otros niños o personas vulnerables.
Teniendo en cuenta todos estos factores, estamos preparados para… por qué no, ¡disfrutar sanos del clima frio!
Dra. Maria Sol Cabezas Hurtado
Matricula Nro. 135.859