Primeras comidas complementarias

A partir de los 6 meses de edad, la leche materna comienza a ser insuficiente para satisfacer todas las necesidades de energía y nutrientes de tu bebé. Estas necesidades deberán ser cubiertas a través de la incorporación progresiva de alimentos diferentes a la leche materna.

Cuando el bebé ya está preparado para comer, verás que es capaz de permanecer sentado con ayuda. Sostiene la cabecita y el cuello sin que se vaya para atrás o el costado. Es capaz de coordinar la deglución, aparecen movimientos primitivos de masticación, acepta la introducción de la cuchara, etc.

Por todo esto, la alimentación complementaria, como se llama a esta etapa en que la alimentación con sólidos complementa a la leche de la mamá, debe ser gradual, progresiva y contemplando distintas etapas que permitan:

  • Complementar el aporte de proteínas, calorías y otros nutrientes, que ya no se cubren sólo con la leche materna.
  • Estimular el desarrollo psicosensorial del niño, haciendo que conozca nuevos gustos, olores, colores y texturas.
  • Crear patrones horarios y hábitos alimentarios.
  • Contribuir al desarrollo fisiológico de las estructuras de la boca y los procesos masticatorios.
  • Promover la conducta exploratoria del bebé.
  • Estimular el desarrollo psicoemocional del chiquito e integrarlo a la vida familiar.
  • Paso a paso se irán introduciendo los alimentos.

Etapa 1: a partir de los 6 meses

En este momento, el bebé ya es capaz de llevar alimentos semi-sólidos hacia la parte posterior de la boca y entonces inicia la deglución. Es importante tener mucha paciencia con el bebé en esta etapa. Es la primera vez que tendrá contacto con un alimento diferente a la leche materna. Además, debe aprender a comer de una cuchara.

Es importante controlar la temperatura de la papilla antes de dársela al bebé. Nunca llevándose a la boca la misma cuchara que después irá a la boca del bebé. En nuestra boca habitan bacterias: si usamos la misma cuchara con que probamos para luego darle de comer, se facilita el pasaje de las mismas a la comida del bebé.

Por otro lado, los niños no tienen preferencias por el sabor salado de los alimentos al nacimiento. Por eso es recomendable no agregar sal a las papillas, aunque a nosotros nos parezcan poco sabrosas. Exponer a los niños desde chiquitos al consumo de sal hace que se acostumbren al sabor salado. Y, aparentemente, el consumo alto de sal en la niñez, predispone a la hipertensión en la edad adulta.

Es conveniente comenzar ofreciendo preparaciones simples, es decir, ir probando con un alimento nuevo cada vez con intervalos de 2 a 3 días uno de otro, con el fin de evaluar la tolerancia a cada alimento en particular. Si sufriera alguna reacción alérgica o algún alimento no sea tolerado, es fácil advertir a cuál tiene la intolerancia probando cada alimento nuevo de esta forma.

Las primeras comidas deben ser de textura bien fina, teniendo en cuenta que el bebé inicialmente chupa o succiona de la cucharita. No te desesperes si al principio sólo prueba una o dos cucharaditas. Esto es totalmente normal, en la primera etapa el bebé se adapta a comer algo distinto a la leche de mamá, la que continuará siendo su principal fuente de nutrientes.

Dr. Diego Montes de Oca

MN 84881